Además de la violencia diaria que se vive en nuestro país, ahora se está volviendo cotidiano el enfrentamiento de revoltosos en contra de las autoridades. La semana anterior hubo enfrentamientos en varios centros educativos de Medellín.
En la Universidad Nacional, por ejemplo, se habló de excesos de la fuerza pública que no fueron demostrados. Por su parte, en el INEM José Felix de Restrepo, los noticieros de televisión captaron imágenes en las que se veía a varios agentes de policía escudándose tras estudiantes de esa institución.
En ese momento no se vio la pedrea, tal vez, precisamente, gracias a los escudos humanos, y se le quiso hacer un escándalo a los policías por eso. Sin embargo, vale la pena reflexionar un poco al respecto: ¿Quién inició los desórdenes? ¿Cuál es el papel de las autoridades?
Nos encanta a todos que los demás «bailen con la más fea», que sea la policía la que se enfrenta a los delincuentes de todo tipo que hay en Colombia y nos olvidamos que son seres humanos, que no son de madera ni de plástico. Hasta parece que hay quienes creen que los policías tienen que dejarse lapidar de unos jóvenes a los que les faltó mucha correa en la casa. Qué pena, pero eso no es así.
Los revoltosos (que no todos son estudiantes sino infiltrados) se toman las calles, queman buses y, en ocasiones, han asesinado gente indefensa de la manera más impune. La policía está para impedir todo eso en defensa de los ciudadanos, de las mayorías, a veces, claro, con resultados dolorosos porque quien busca la violencia corre el riesgo de que le respondan de la misma manera.
Sin terminar las criticas por los hechos del INEM ya algunos medios de comunicación quieren hacer otro escándalo por un video aficionado que muestra a unos policías de la Dian, capturando a un taxista en medio de insultos y patadas al taxi. Se les olvida que el taxista chocó la patrulla y se escapó, y que además estaba borracho. Ese taxista borracho me pudo haber atropellado a mí o a cualquier colombiano y haberse escapado como si nada; es un delincuente que fue capturado como se lo merecía.
No puede ser que ahora los malos sean los agentes por patearle el carro. ¡Qué tal, ahora los pájaros le tiran a las escopetas y hasta tienen quién los defienda! ♦
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