Nos quieren meter el cuento de que a través del TLC, los gringos se van a quedar con todo.

Es lógico que el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos provoque incertidumbre entre muchos colombianos puesto que, en realidad, puede originar muchos traumas y acabar relaciones de producción tradicionales y hasta hegemónicas. Hay ciertas industrias que no van a ser rentables y muchos empresarios tendrán que mudar de actividad, o de lugar. No le falta razón al alcalde de Bogotá cuando dice que el TLC es determinante para esa ciudad (igual que para Medellín) pues, lejos del mar, sin ferrocarriles de carga, sin autopistas hacia los puertos y sin mano de obra técnicamente calificada, para las principales urbes de Colombia, el Tratado puede ser una estocada.

Sin embargo, la oposición a un tratado comercial no puede basarse en mentiras como las que los detractores del Gobierno vienen inventando a destajo. Por ejemplo, los impulsores del paro camionero dicen que el TLC va a privatizar el transporte de carga, a pesar de que este renglón, como todos sabemos, es privado. Aducen que «una multinacional va a llegar con 6 mil camiones». Puede hacerlo sin TLC de por medio comprando una o varias compañías transportadoras, así como Avianca posiblemente pase a inversionistas foráneos o como lo ha hecho la aerolínea de carga Tampa, hoy con fuerte participación holandesa. Contrario a lo que piensan, los camioneros pueden esperar buenos vientos por el tratado con Estados Unidos pues todos los países que han firmado uno con los gringos han incrementado sus exportaciones a ese país, y si son las importaciones las que se incrementan, igual habrá más carga qué movilizar. Incluso, en el futuro, los camiones, exentos de arancel, serán más baratos.

Por su parte, los indígenas que marcharon hasta Cali masivamente y en perfecto orden, dando ejemplo de unidad a toda la sociedad colombiana, también se manifestaron en contra del TLC dizque por poner en peligro sus tierras y sus conocimientos ancestrales. No obstante, el tema de  las patentes no es un asunto nuevo: el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) de Palmira (Valle) inventó una nueva variedad de fríjol amarillo que, sin embargo, fue patentada por una empresa de Colorado sin que aún haya TLC. De otro lado, las tierras no pueden ser intocables porque la Constitución señala el beneficio general y en eso tampoco tiene que ver el TLC. Para la muestra está el caso de los U’was, asentados en un lecho de petróleo, en el bloque Samoré (Arauca), donde el Estado concedió la exploración y explotación del pozo Gibraltar a la Oxy a pesar de que los indicietos amenazaron con realizar un suicidio colectivo.

Hasta del sector de la cultura se han escuchado voces que aseguran que el mencionado tratado va a acabar con el cine, el teatro, la literatura, la televisión, etc. Puros subterfugios. Llevamos cien años viendo cine gringo, hace rato la televisión por cable está invadida de canales extranjeros y en la televisión local han asediado los enlatados, casi todos gringos, y nuestros jóvenes, desde Elvis y The Beatles, han preferido la música anglo. Entonces, ¿qué es lo que nos van a quitar?

Y hay más: la otrora poderosa cadena radial Caracol, fue comprada por el grupo español Prisa, y reducida a su mínima expresión. Los españoles —con quienes no hay un TLC— han comprado varios bancos colombianos y ahora van a invadir la telefonía móvil con la compra de Bellsouth por parte de Telefónica (mientras Comcel, la competencia, es de capital mexicano). Phillip Morris se va a quedar con Coltabaco, los grandes supermercados son de las firmas francesas Carrefour y Casino (Éxito-Cadenalco) y hay una compañía francesa que, según denuncias de algunos congresistas, se ha apropiado de los datos que sistematizaron para la Registraduría Nacional en razón de un contrato mal suscrito por el Estado.

De obras públicas ni hablemos. Nos quieren meter el cuento de que a través del TLC, los gringos se van a quedar con todo y eso no es cierto. El país está abierto a la inversión y lo que queremos con el Tratado es que nos abran las puertas del mercado más grande del planeta a nosotros; para el resto del mundo, las nuestras están de par en par hace rato.

Posted by Saúl Hernández

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