Nadie compra tantas armas para guardarlas y menos un demente como Hugo Chávez.
Al presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, lo han catalogado de guerrerista por enfrentar sin vacilaciones lo que el premio Nobel de Literatura José Saramago —comunista para más señas—, considera ser bandas armadas y no guerrillas. A Uribe lo chiflaron en su gira por Europa dizque por belicoso, autoritario y pendenciero, y por fascista. Y sus críticos, dentro y fuera del país, ven con malos ojos todo lo que destine a medio controlar el orden público: el Plan Colombia, la incorporación de nuevas unidades a la Fuerza Pública, la adquisición de artefactos de combate y el exiguo presupuesto destinado a defensa, unos 3 mil millones de dólares anuales, algo así como el 3.5% del PIB.
Tal es la situación que el gobierno socialista que llegó al poder en España, deshizo el contrato de venta de 40 tanques AMX-30, de fabricación francesa, por la presión que ejerció la izquierda; tanques que iban a cumplir una función estratégica en la Guajira y que también serían útiles en muchas regiones del país. Ahora se critica la compra de 24 aviones que según la oposición de izquierda son innecesarios estratégicamente hablando y muy onerosos (230 millones de dólares), desconociéndose el precario armamento de la Fuerza Aérea y la importancia que ésta tiene en el apoyo que presta a las fuerzas terrestres en la lucha antisubversiva. En la actualidad, sólo se cuenta con 16 helicópteros artillados y 10 aviones turbohélice tipo Tucano (brasileño), y los norteamericanos A-37 y OV-10, todos obsoletos y con más de 30 años de uso.
Mientras tanto, el pacifista Hugo Chávez, el inefable presidente de la hermana Republica de Venezuela, aplaudido por toda la izquierda europea, está comprando 50 avioncitos Mig-29 rusos, por valor de cinco mil millones de dólares, además de 40 helicópteros artillados para vigilar la frontera con Colombia —como él mismo lo ha sostenido— y cien mil fusiles de asalto y armas antitanque. Eso no es armamentismo ni guerrerismo.
De los mismos tanques franceses que Colombia iba a comprar, Venezuela tiene más de cien en cercanías a la frontera con Colombia, por los lados de Paraguachón. En tanto que en materia de aviones de combate, Venezuela tiene 22 aviones F-16 mucho más nuevos y mejores que la docena de viejos aviones Mirage y K-Fir de la Fuerza Aérea Colombiana. Con la mitad de sus Mig-29, Chávez podría derribar todos los aviones del guerrerista Uribe en una tarde.
Que se recuerde, ningún país latinoamericano había hecho una compra de armas tan grande como la de Hugo, el humanista. Ningún país, no sólo por lo costoso sino también por lo afrentoso, había pasado de renovar su flotilla de aviones con una docena o dos, casi en exclusiva para adornar desfiles militares. Pero una compra de 50 de los mejores aviones de combate, más 40 helicópteros artillados, más cien mil fusiles para un país que no tiene conflicto interno ni externo, provoca un evidente desbalance militar en la región que se agrava a la luz de las condiciones geopolíticas de la misma.
Venezuela limita al sur con un coloso (Brasil) que está dirigido por un condiscípulo de Chávez en el Foro Social Mundial. También con la Guyana, estado independiente de origen inglés que hace parte de la Commonwealth (países cercanos a la corona británica); y tiene muy cerca a Surinam, de origen holandés pero ya desligada; y a la Guayana Francesa, aún en poder del Estado francés. Frente a sus costas hay posesiones holandesas (Aruba, Bonaire y Curazao); francesas (Martinica y Guadalupe); y estados independientes que hacen parte de la Commonwealth (Antigua y Barbuda, Saint Kitts, Dominica, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Trinidad y Tobago, Barbados y Granada). Hugo, el inofensivo, no atacaría potencias como Brasil, Holanda, Francia o Gran Bretaña. En cambio, al oeste tiene un paisito gobernado por un sátrapa guerrerista, al que pretende libertar por segunda vez en compañía de los ejércitos del pueblo que luchan por hacer realidad los ideales bolivarianos.
Nadie compra tantas armas para guardarlas y menos un demente como Hugo Chávez. En buena hora se pegó Uribe, el bárbaro, del emperador Bush. Lo que no se sabe es si a éste le interese proteger a un país que de petróleo, casi nada.
Publicado en el periódico El Mundo de Medellín, el 6 de diciembre de 2004 (www.elmundo.com).
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