Hernán González Rodríguez (El Colombiano)

El costo de los vehículos de turismo en Colombia figura a la par, sin lugar a dudas, con los más elevados del orbe. El precio promedio de un automóvil económico de turismo representa tan sólo un 10 por ciento aproximadamente de cuanto destina para su vivienda un estadounidense. La comparación anterior para Colombia nos revela que un modesto vehículo de turismo vale cerca del 60 por ciento de la inversión en vivienda de un colombiano de clase media. Y el estadounidense se gana unas diez veces más que tal colombiano en un año.

Los automóviles nuevos en Colombia cuestan el doble aproximadamente de cuanto cuestan los similares en otros países. Un vehículo usado durante unos cuatro años se cotiza en Colombia por la mitad de uno nuevo y en otros lugares se ofrecen los usados por la tercera parte del nuevo. Ver www.autotrade.com para comparar precios.

En esta columna sospechamos que el astronómico costo de los carros importados prepara el terreno para que los ensamblados en Colombia, o en los países con acuerdos comerciales con nosotros, obtengan grandes utilidades en su mercado cautivo. Harto difícil, por ejemplo, controlar los costos de las partes que importan para sus ensamblajes las ensambladoras locales, ya que por intermedio de éstas pueden obtener las verdaderas ganancias en las matrices. Porque los importados resulten costosísimos no rebajarán los nacionales con las reglas actuales del juego. ¿Por cuáles razones cuesta un vehículo en México la mitad de uno similar en Colombia?

Supongamos un vehículo cuyo costo en el exterior ascienda a 10.000 dólares. Para importarlo a Colombia debemos adicionarle a éste un arancel del 35 por ciento, un IVA del 35 por ciento, un 3 por ciento por aduanas, transportes y seguros tanto externos como domésticos, y finalmente, un 12 por ciento de utilidad para el vendedor local. Total: el costo inicial se recarga en un 85 por ciento, casi se dobla.

El costo de un vehículo nuevo para un profesional de clase media, con un sueldo de 3 millones de pesos mensuales supera ya los 30 millones, y una suma igualmente elevada deberá él malgastar cada cinco a diez años para reponerlo por culpa del desgaste natural. Así las reglas del juego, estamos canalizando los escasos ahorros de ese colombiano hacia el Estado, las multinacionales, las financieras y las aseguradoras.

Colombia debe pensar seriamente en la forma de reducir el costo de todo su parque automotor a las puertas del TLC. Es que un automóvil no es solamente una herramienta de trabajo indispensable para numerosas personas, sino que constituye su única forma de recreación durante los fines de semana. Cuando en Colombia poseemos un automóvil por cada siete colombianos, en Estados Unidos y otros países ya existe uno para cada uno. Sin vehículos económicos no hay peajes, ni vías, ni se desarrollan las regiones y se congestionan más las metrópolis.

Los vehículos se consideran en Alemania como poderosos motores de la actividad económica. Allá estiman, por ejemplo, que un vehículo de turismo cuyo costo al público figure en 25.000 euros, le introduce a la economía durante los 10 años de su vida nada menos que 75.000 euros, causados por gastos de combustibles, mantenimiento, mano de obra, financieros, impuestos…

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