Raul A. Zapata Walliser (El Mundo)

No conozco cifras, pero a ojo de buen cubero sé que son muchas las personas que trabajan de manera no solo informal sino creativa en oficios como el moto taxismo y la reventa de tiempo en llamadas por celular. Como todo en Colombia nos cae de sorpresa, y cuando ya atinamos a analizar las cosas ya son fenómenos de una envergadura, y de una repercusión social tal, que todo se vuelve un maremagno que desborda nuestra capacidad de acción, y nos lleva a tomar medidas como las actuales de cercenar el libre derecho al trabajo.

Por eso no estoy de acuerdo con la prohibición del trabajo a estas personas que en forma honesta se están ganando el sustento para sus familias. Un análisis preliminar, y en eso estoy de acuerdo, es una actividad que requiere reglamentación. Pero a falta de ésta, en los momentos sociales y de desempleo que vive el país, no puede combatírseles o negárseles el derecho a trabajar. Si existe de esa manera es por algo, a más de la razón de la falta de empleo, tiene que haber más explicaciones.

La compañías de telefonía celular no pueden ponerse celosas cuando tienen todo tipo de gabelas, empezando por la del sistema de tarifas, en muchos casos exorbitantes y manejadas a su antojo. Toda la vida he visto en tiendas, almacenes, y muchos establecimientos con la telefonía fija un precio por el préstamo del teléfono y nadie que yo sepa armó escándalo por competencia desleal u otra figura a estos establecimientos.

De la ministra de Comunicaciones no conozco de su experiencia en ese ramo, pero lo que sí es prudente es no echarle encima al presidente Uribe esta gente humilde que busca un sustento. Queda un mal sabor de estar defendiendo los poderosos de las telefónicas en contra de mucha gente que necesita un trabajo.

Igual podría decirse de los transportadores que también abusan de la posición de tener en sus manos la prestación de un servicio público esencial, y de pocos sé que estén quebrados o en malas condiciones, por eso deben ayudar a coexistir y reglamentar lo de las motos, antes de irse en contra de un gran número de compatriotas que requieren de un trabajo digno.

No es por seguridad como argumentan algunas personas.

En otros artículos escribí sobre la urgencia de un análisis racional y profundo de la economía informal. Decía que no entendía la satanización permanente de todo lo que fuera, en concepto de académicos y dirigentes, informal en contra de lo formal, era siempre malo y fuera de toda lógica económica y social.

Es por eso que es necesario tener al menos una actitud diferente y estudios más claros y contundentes sobre esta realidad. El argumento fundamental es para saber como se le va dando tratamiento debido a que ninguna economía es capaz de crear esa cantidad de empleos en el corto plazo, y en especial Colombia, con los problemas de violencia y migración tan acendrados que tenemos.

Según los investigadores, lo cual me resisto a creer, nos han metido en la cabeza que todos los que están en la informalidad son personas que ganan menos de $ 1000 pesos diarios y que nadie tiene seguridad social, estudios, y en general se comportan como unos evasores, fuera de ley, y son competencia desleal para todo el denominado sector formal. El 30 o 40% del empleo allí significa una gran empresa económica y vitrina comercial, o entonces ¿qué es?
Pero vamos por partes. Primero que todo tenemos que entender que es eso de informalidad. Para muchos se trata de personas que desempeñan oficios por fuera de la ley, entonces son catalogadas como subempleadas y fuera de la economía. En esta categoría está entonces el contrabandista, el narco, el profesional independiente, el albañil, el pintor, el vendedor de periódicos, el de las crispetas, el vendedor de frutas, el de la tienda de barrio, y ahora el vendedor de tiempo en celular, el de la moto.

Este análisis para muchos puede aparecer inocuo, pero lo considero esencial para ir desagregando cifras, ver no solo la magnitud, sino su calidad, comportamiento, actividades más sobresalientes, porque sigo convencido que no hay nada más costoso para un país que un pobre.

Bienvenido un análisis serio de la economía informal. ¿Los dejamos o no los dejamos trabajar?

Posted by Invitado

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