Daniel Villegas Diaz – El Mundo

A principios de la década de los 60, el Departamento de Antioquia vendió a la Nación su Ferrocarril que había sido definitivo para su desarrollo y una de sus empresas emblemáticas, hasta el punto que en ese entonces y en los años anteriores, ser el Director o el Superintendente de la empresa de transporte de pasajeros y de carga más importante de la comarca era uno de los cargos más influyentes y anhelados de esa primera mitad de siglo XX.

Con los dineros de esta venta se financió parte de la construcción de la ciudad universitaria de la Universidad de Antioquia y se fundó el IDEA, creando un fondo intocable que se debería sólo usar para prestarle dinero a los municipios para obras de desarrollo y con los intereses que generó ese crédito se fue creciendo el Instituto, cumpliendo a cabalidad con el objetivo para el cual fue creado, es decir, las semillas salidas del Ferrocarril han florecido y seguirán impulsando a Antioquia y dando opciones de conocimientos a los estudiantes paisas.

Hoy, con la gran idea del Gobernador Dr. Aníbal Gaviria de vender la Fábrica de Licores, se le puede presentar a Antioquia enormes oportunidades de crecimiento si manejamos acertadamente los recursos que se deriven de su enajenación.

La Licorera le produce al Departamento dos grandes ingresos, los impositivos y la utilidad industrial; el primero, producto de la normatividad y el segundo de la relación ingresos-egresos. Esto es que, si se vende la Fábrica de Licores, quien la compre tendrá que seguir entregando la renta impositiva y por lo tanto, ello no se dejará de recibir para el fisco, pero sí se perderá la utilidad industrial, pues, ella será para el nuevo dueño, como es lógico.

En este segundo tema, es donde aparece la duda de si vende o no, ya que había que buscar un ingreso que sustituya lo que hoy se recibe por el simple hecho de que el Departamento es el dueño, por lo tanto, la Fábrica de Licores de Antioquia le transfiere esta utilidad que siempre ha sido una cifra respetable y no se puede renunciar a ello.

Estoy convencido de que sin hacer mayores cálculos con el valor de su venta, que tendrá que ser una cifra billonaria (cuánto valen sus instalaciones, inventarios añejos, las marcas, el mercado, el Know how, etc.) más una participación a perpetuidad que se le ponga al precio futuro de cada botella que se comercialice, se podrá hacer un superfondo con destinación especial, que pienso sería para educación y salud, en el IDEA, que le daría a este exitoso instituto un impulso financiero que de la noche a la mañana lo crecería inimaginablemente y al Departamento le otorgaría un desarrollo social, adelantándonos varias décadas.

Por su puesto que de este fondo sólo se utilizarían los réditos, lo cual permitiría mantenerlo con un valor constante que rentara el equivalente a lo que continuara produciendo la Licorera en el tiempo, pues además del rendimiento del valor de la venta de la empresa, le ingresarían al IDEA la participación infinita por cada botella vendida y el crecimiento de los impuestos directos, debido a que el particular nuevo dueño, es lógico que aumentaría las ventas por tener más flexibilidad comercial que el Estado y por lo tanto el resultado impositivo se incrementaría, abriría diferentes mercados, ofrecería nuevos productos, consecuentemente su contribución sería mayor cada día, obvio que con buenos controles que supervisen eficientemente esta actividad.

El Estado no se hizo para comercializar productos populares, como la cerveza, el tabaco o los licores, entre otros. Se estableció para definir las reglas del juego donde se mueve la empresa privada, para propiciar el desarrollo social, controlar el comportamiento de los ciudadanos y recaudar los tributos, entre otras funciones, por ello hace muchos años le entregamos la explotación económica de la cerveza y el tabaco a las empresas privadas y el gobierno se dedicó a recaudar unas tasas de impuestos de estos productos que generan desarrollo. Creo que llegó el momento de hacer lo mismo con los licores.

No me cabe la menor duda que los 53 millones de botellas, sumadas todas las referencias que se venden hoy, llegarán en manos de particulares empresarios a superar los 64 millones de unidades que vendíamos cuando dirigíamos la Licorera en los años 96 y 97 en el gobierno del hoy Presidente Dr. Álvaro Uribe Vélez; cuando estos le incorporen un modelo moderno de mercadeo parecido al que nosotros establecimos con varios distribuidores que tuvieron que cumplir presupuestos de venta y lograron estas cifras aún no igualadas, lástima que esta implementación sólo duró muy poco, pues fue reemplazada por otro modelo, algunos meses después de que nosotros salimos. Estoy seguro que nuestro récord de ventas en unidades caerá con la magnífica idea del Gobernador y no importa que se critique como lo hicieron con nosotros, los resultados con el paso del tiempo darán razón.

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