El TLC está de un cacho no sólo por la Izquierda sino por un grupo de reaccionarios que pretenden mantener las cosas como están.

Entre la izquierda trasnochada y enfermizamente antinorteamericana y sectores reaccionarios que temen perder sus monopolios —no propiamente de izquierda, por supuesto—, le han propinado al TLC un daño acaso irreparable. Según encuestas recientes, el 49 por ciento de los colombianos se muestra adverso al tratado frente a sólo un 37 por ciento a favor, y la tendencia muestra que la oposición está in crescendo. No sobra decir que ello provocará un efecto directo en el Congreso de la República, donde tampoco hay ambiente para el mismo. Basta ver que en la presente campaña electoral nadie se muestra en abierto apoyo al TLC porque podría suponer un suicidio político.

Como para estar a tono con la ausencia de ideas en la actual campaña, los políticos de izquierda y la mayoría de columnistas de prensa elaboran sofismas con base en datos errados que convierten conclusiones falsas en aterradoras conjeturas. Pocos se atreven a ofrecer análisis verdaderamente serios que expliquen cómo aprovechar el TLC si se firma o cómo minimizar los efectos que tendría el no firmarlo.

Si se suscribe, lo que tiene que analizarse es cómo se van a subsanar los problemas de infraestructura, qué van a hacer ciudades como Medellín y Bogotá para no perder competitividad frente a las costas, cómo se van a aplicar las compensaciones a los sectores perdedores y qué planes se van a ejecutar para direccionar nuestra economía hacia las áreas más convenientes, etc. Si no se suscribe, habría que trazar políticas que minimicen el impacto que indudablemente tendrá para Colombia la pérdida de sus mercados en Estados Unidos. Hoy mismo, ni siquiera el Atpdea nos resguarda de la competencia con China y dentro de poco nuestros competidores directos de Centroamérica (Cafta), más Perú y Ecuador, tendrán una posición ventajosa. Pero, además, lo más importante sería definir entonces cómo nos vamos a insertar en la economía mundial porque la globalización es un hecho irreversible que no se contiene con discursos demagógicos.

Es en la práctica del comercio abierto como se está combatiendo la pobreza en el mundo: los países más abiertos son los que están obteniendo mayores logros, muchos de ellos yendo en contra de su cultura (India) o de sus viejos postulados políticos (China). No es casualidad que el crecimiento chileno esté basado en su apertura comercial. Mientras Colombia tuvo un modesto superávit de 1.336 millones de dólares en 2005 (a noviembre), Chile llegó a la friolera de 9.236 millones de dólares. Su ingreso per cápita es más del triple del nuestro y su índice de pobreza es de la tercera parte (18%) del colombiano.

La mala fe de quienes se oponen al acuerdo es fácil de constatar: un columnista dice que en 2003 se tuvo un déficit comercial de 950 millones de dólares con EE.UU. y que ahora, “con la reducción de aranceles para los productos norteamericanos, la brecha deficitaria será aun mayor”. No obstante, la cifra es falsa. Ese año, Colombia tuvo un superávit de US$1.782 millones con EE.UU. En 2005 (a noviembre), los mayores superávits de Colombia fueron con EE.UU. (2.490 millones), Venezuela (884) y Ecuador (748). Los mayores déficits con China (1.096), Brasil (1.034) y México (937). ¿Con quién será útil y necesario hacer un primer tratado comercial, con quien más nos compra o con quienes más nos venden?

Lo irónico es que el tratado está de un cacho no sólo por la Izquierda sino por un grupo de privilegiados que actúan en defensa propia como fuerzas retardatarias que manipulan un discurso nacionalista lleno de resentimiento y frustración hacia los Estados Unidos y se escudan en la simulada defensa del pueblo que han explotado por años para mantener las cosas como están con el concurso de sus antagonistas de Izquierda. Como bien dice el refrán, nadie sabe para quién trabaja. Deberían ensayar otro argumento: que somos mediocres y no podemos competir, tal vez ahí sí tienen razón…   ·

Publicado en el periódico El Mundo, el 20 de febrero de 2006

Posted by Saúl Hernández

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