Negocio de familia

En el 2006, el presidente de Polonia, Lech Kaczynski, nombró como Primer Ministro a su hermano gemelo, Jaroslaw. Más cerca, Fidel tiene a su Raúl, y Hugo -álter ego de Fidel- designó en el Ministerio de Educación a su hermano Adán. Al sur, Néstor Kirchner pretende que lo suceda su esposa Cristina, actual senadora, para él regresar después.

No son más que negocios de familia, aquí y allá. Si María Consuelo Araújo renunció a la cartera de Cultura para que su hermano Álvaro pudiera aspirar a la senaduría, no es comprensible que hubiera caído de Canciller una vez que su hermano se posesionó. La ley es inútil. Las llamadas inhabilidades e incompatibilidades ni inhabilitan mucho ni hacen nada incompatible, y menos si se trata de nepotismo.

Pero además de la ley está la moral y hay que tenerla muy elástica para que tras papá funcionario de toda la vida, se alineen sus hijitos actores de novela a usurpar canonjías como si el Estado fuera una finca ganadera. Asimismo, la tía fue ministra, ‘La Cacica’, y su viudo es Procurador General reelegido, aunque no gustaba de la reelección presidencial. Y un primo, Hernando Molina -hijo de ‘La Cacica’- es gobernador del Cesar; y otro primo, Jaime Araújo Rentería, es magistrado de la Corte Constitucional; y a su vez, son primos de José Alfredo Escobar Araújo, magistrado del Consejo Superior de la Judicatura, y de su hermana Marina, jefa de Control Interno de la Presidencia.

Si causó indignación que el magistrado Escobar Araújo le recibiera bolsos y zapaticos a un mafioso -como si no ganara lo suficiente para no tener que recibirle nada a nadie y preservar la independencia de sus decisiones-, fue peor saber que su señora, Margarita Fernández de Castro, la que sale en grabaciones de audio agradeciendo la cortesía y el ‘buen gusto’ del traqueto -amén de lo diligente para saberse la talla de los zapatos-, era secretaria general de la Procuraduría del ‘predicador’ Maya Villazón.

Shadia Habib Posada, esposa de Dieb Maloof, otro de los congresistas del paraescándalo, era gerente del Instituto de Seguridad y Convivencia de Barranquilla, entidad que movía recursos millonarios sin mostrar mayores resultados. Otros parientes de Maloof y señora controlaban una red de cooperativas de salud que fungían como contratistas de la clínica José Prudencio Padilla del ISS, a la que han desangrado sin piedad.

Adela Maestre Cuello, esposa del senador Mauricio Pimiento, también encarcelado por el ‘paragate’, es representante del Gobierno en ese ente que el mismo presidente Uribe prometió acabar: la Comisión Nacional de Televisión. Maestre hizo parte de un escándalo por fraude académico en la Universidad Externado de Colombia, en el que también estuvieron involucrados el congresista Luis Fernando Velasco y dos alcaldes de la época. Al momento de posesionarse, en julio del 2005, Maestre (también de Valledupar, qué raro) le dijo a EL TIEMPO que no sabía si Pimiento la había recomendado: «Él es allegado a mi familia pero no creo que haya propuesto mi nombre». Ya le creímos.

El artículo 126 de la Constitución del 91 es letra muerta y su violación permanente y sistemática es piedra angular de la corrupción que carcome a Colombia. A los políticos no les interesa servir sino servirse a costa de nosotros, y para ello nada mejor que agruparse en clanes para apropiarse de todo: yo nombro a tu mujer y tú a la mía, tú a mis hijos y yo a los tuyos.

Si esta gente es tan calificada, todos dizque graduados con honores y con doctorados de las más prestantes universidades del mundo, deben tener condiciones de sobra para montar empresas y apartarse del Estado; eso sí, nada que se relacione con concesiones y contratos públicos, en donde cunde el mismo fenómeno: el hijo de fulano, la esposa de zutano, la sobrina… No son más que zánganos y viles ladrones.  ·