Uno de los principales biógrafos de Fidel Castro, el periodista norteamericano Jon Lee Anderson, cuenta que en una ocasión, cuando vivía en Cuba (La Nación, 21/02/2008), su pequeña hija se acercó y le dijo: “Papá, ¿sabes qué es el amor?”. Anderson se enterneció por la inquietud de su pequeña y antes de poder contestarle cualquier cosa ella recitó: “Amor es lo que Fidel siente por el pueblo”. Anderson recuerda haberse sentido consternado pero no sólo por eso: sobre la puerta de la escuela de su hija había un cartel de madera con una leyenda que decía “Muerte a los traidores”; la cartilla escolar de la pequeña tenía símbolos que ilustraban cada letra del alfabeto: un fusil era la ‘f’ y un tanque, la ‘t’; el libro tenía, además, numerosas citas de Fidel sobre el deber revolucionario e ilustraciones alegóricas acerca de la guerra. Una de ellas mostraba a Fidel entrando en La Habana encaramado sobre un tanque; otra lo mostraba en el ardor del combate, comandando las tropas.

Si alguien se ha preguntado por qué los cubanos soportan estoicamente ese régimen la respuesta puede estar en esa deformación de la conciencia a la que son sometidos desde pequeños, etapa en la que los seres humanos aún no somos autónomos en nuestros juicios y podemos ser entrenados como esos animales que responden a un estímulo, el denominado ‘reflejo condicionado’ del experimento de Pavlov. Por eso en la isla de Fidel un gran número de delaciones, por supuesta traición al régimen, son hechas por niños que acusan a sus padres, abuelos, tíos o vecinos por cualquier tontería. El disenso, tan normal en las democracias, allá es sinónimo de traición y ya sabemos el ‘lema’ que cuelga en las puertas de las escuelitas. De ahí que cualquier opinión inocente, murmurada en la intimidad del hogar, puede ser una catástrofe para un cubano y su familia. Ese es el logro de Fidel y a eso es a lo que le apunta su más aventajado alumno.

En efecto, Hugo Chávez está ad portas de convertir el sistema educativo venezolano en una santa inquisición moderna que adoctrine a los críos chavistas y antichavistas en las convicciones revolucionarias -y supuestamente bolivarianas- del ‘socialismo del siglo XXI’, con lo que busca, de un lado, instaurar un estado policivo que controle las ideas en el interior mismo de los hogares y, del otro, producir lealtades en serie, en las mentes maleables de los infantes, como si las escuelas fueran una línea de ensamblaje industrial.

Lo curioso de todo esto es que mientras Venezuela está entrando en semejante trance, Cuba parece estar saliendo del mismo, de la mano de un Raúl pragmático que toma decisiones insospechadas mientras Fidel languidece tal vez pensando que la historia no le va a cobrar el fracaso de su obra vital. Y ese proceso cubano podría ir de la mano de una apertura económica más que de una transformación política, por lo menos inicialmente.

Cuando Raúl asumió oficialmente la presidencia de Cuba, el 24 de febrero, las prohibiciones y restricciones más absurdas se vinieron al piso. Ya un joven se había atrevido a preguntar en una asamblea provincial por qué no se permitía a los nacionales salir libremente de la isla, atrevimiento que llegó a despertar temores por su vida entre defensores de los derechos humanos en todo el mundo. Pero la respuesta fue permitir la compra de celulares, bicicletas, DVD’s, además del hospedaje en hoteles y el alquiler de automóviles, cosas que eran exclusivas para los turistas. También se venderán computadores, hornos microondas y aires acondicionados, y ya se habla sin tapujos de lo mismo que ese joven se atrevió a preguntar hace unos pocos meses.

¿Por qué Raúl da una especie de giro a pesar de ser considerado -por el mismo Anderson en su libro biográfico del Che- como de línea dura, de su reputación de «hombre despiadado y afecto a la violencia»? Se dice que Raúl siente predilección por el modelo chino, aunque Cuba no tenga posibilidades reales de implantarlo. También se ha dicho que él considera que el sufrimiento del pueblo cubano se podría disminuir evitando esas restricciones caprichosas que, por cierto, pueden satisfacerse consiguiendo esos artículos en el mercado negro, siempre y cuando se tenga el dinero. Eso suena también a populismo pero Fidel era un verdadero zorro que sabía porqué era necesario prohibir esas cosas para mantener su régimen despótico. Si la isla vuelve a marchar al ritmo del planeta, la democracia se abrirá paso de manera incontenible, sobre todo cuando caiga también el embargo norteamericano, que ha servido más para aislar por completo a Cuba y dejarla en la era cavernícola que para castigar a Castro.

Lo de Venezuela es triste. En su afán de profundizar más la pobre ideología chavista, el mandatario de ese país quiere manipular la historia y «montar la ideología nacional». Confundir las mentes infantiles estudiando filosofía política desde el punto de vista de la más rancia izquierda como puede verse en las palabras del coronel: «…que nuestros jóvenes en los liceos comiencen a estudiar de qué se trata cuando se habla de capitalismo, que lo vayan a ver en la realidad, que vayan a ver cómo son explotados los trabajadores».

La visión sesgada de la reforma educativa chavista es evidente pero además tiene un tinte peligroso por su inclinación militarista. Algunos expertos mencionan la inclusión de la tesis del ‘espacio vital’, invocada en su tiempo por el régimen nazi como justificación de su expansionismo bélico sobre Europa. También se incluyen materias directamente relacionadas con las Fuerzas Armadas y la defensa nacional, como si se tratara de la preparación de estrategas, y la historia es mutilada y reducida a los tres grandes momentos que Chávez constantemente exalta: la Guerra de Independencia, la Guerra Federal y su propio periodo gubernamental. Lo demás no existe.

También es la clara la imposición de lo que algunos denominan «racismo al revés», pues no sólo se desconoce la contribución europea al proceso histórico de mestizaje biológico y cultural sino que hay un «empalago con lo indígena». Se busca que los niños aprendan «deportes indígenas» como arco y flecha, natación libre, cerbatana, canotaje, lucha, lanzamiento con honda, y otros.

Es decir, mientras Raúl Castro parece haber sido vencido por la debilidad de la vejez y a cada cambio demuestra que no está ya muy convencido de las ‘bondades’ del proyecto revolucionario, otros tiranos en el mismo mar Caribe, se quieren chantar de ruana el fracasado marxismo. Unos van de la cerbatana al celular y otros, como el cangrejo, van para atrás.

Publicado en Revista Tribuna, abril-mayo de 2008
(http://www.tribunaforodemocratico.com/).

Posted by Saúl Hernández

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