Todo el mundo se pregunta por qué baja el petróleo. Pero, sobre todo, por qué, si el precio internacional ha caído casi en un 40 por ciento, en Colombia solo ha bajado un 2 o 3 por ciento.

Lo segundo es puro conejo. De lo primero, en cambio, hay varias hipótesis. Una es que los países productores quieren sabotear la explotación de hidrocarburos de esquisto en Estados Unidos, que por ser más costosa no es competitiva cuando los precios caen. Sin embargo, no puede hacerse a un lado el factor geopolítico: los EE. UU. quieren ser autosuficientes y por eso le apuestan al fracking, en tanto que Colombia necesita incrementar su producción por necesidades fiscales, por lo que también se la va a jugar por la ‘fracturación’.

La otra hipótesis es más interesante. Arabia habría decidido hacer caer el precio del petróleo para quebrar las economías de dos archienemigos como Siria e Irán. Pero eso no es todo, el afamado columnista de The New York Times Thomas Friedman aventura que todo se trataría de una conspiración entre Arabia y EE. UU., ya que a los gringos les interesa que Rusia esté en el paquete de damnificados. Acaso ello explique también el que la Reserva Federal haya parado la desbocada impresión de dólares, deteniendo la devaluación, con el consabido efecto de que cuando el dólar sube el petróleo baja y viceversa.

Sea como fuere, los árabes le han avisado al mundo que el petróleo barato llegó para quedarse, por lo que es muy probable que vean rodar a sus enemigos, y a muchos otros. De hecho, no pocos creen que la primera economía en quebrar será la muy deteriorada de Venezuela, dado que si sus dirigentes fueron incapaces de administrar la abundancia, mucho menos podrán lidiar la escasez. Con la medida de recortar el presupuesto y el salario de los altos cargos, Maduro demuestra que allende la frontera ya cunde el desespero. “Que no panda el cúnico”, diría el Chapulín.

Tampoco entre nosotros los efectos serán menores. Amén del hueco fiscal de 12 billones que Santos trata de tapar con una reforma que ya tiene chillando a los ricos, y cuyos nefastos efectos en la inversión y el empleo nos harán chillar a todos, por cada dólar que el precio del crudo baje el Estado deja de percibir cerca de 400.000 millones de pesos. Según Francisco José Lloreda, presidente de la Asociación Colombiana de Petróleos, el precio de 70 dólares por barril significaría un faltante de 8,4 billones de pesos en el 2015, cuando las presiones presupuestarias del cacareado posconflicto empiecen a tocar la puerta.

Una debacle que nos debería recordar que las ganancias ‘ocasionales’ se deben destinar al ahorro para fondear los tiempos de vacas flacas y no al derroche a manos llenas, como el de esos ríos de mermelada que se dilapidaron, por ejemplo, en publicidad oficial.

* * * *

IMAGEN-14912495-2Al margen de las explicaciones que dé el general Alzate, será difícil cambiar la percepción de que este novelón no tuvo otro objeto que ambientar el cese bilateral del fuego; el “rediseño de las reglas de juego” que pide ‘Iván Márquez’. Concederlo será el descalabro de este gobierno, pero seguir dialogando en medio de “cosas peores” terminará minando la paciencia de los colombianos.

La única alternativa –la prueba ácida– es el cese unilateral con concentración de la guerrilla en uno o varios sitios vigilados, como se dio en los procesos exitosos del M-19, el Epl, la Corriente de Renovación Socialista y las Auc. El problema es que esa solución no ha pasado ni pasará por la cabeza de las Farc, porque su interés no es la paz. La devolución de un secuestrado no es muestra de voluntad de paz, así como los golpes de un marido no lo son de amor por su mujer. Oscuro panorama para el 2015.

(Publicado en el periódico El Tiempo, el 2 de diciembre de 2014)

Posted by Saúl Hernández

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