Por Hernán González Rodríguez

Las carnes en los Estados Unidos se clasifican en tres grupos, las de alta calidad, las estándares y las vísceras y despojos. Colombia negoció el TLC de acuerdo con esta clasificación. Las toneladas a continuación son métricas. Los precios unitarios son FOB -libres a bordo de un barco sin incluir seguros ni transporte- y la tasa de cambio empleada fue de 2.500 pesos por dólar. Los tonelajes se incrementan al cinco por ciento compuesto por año, esto es, se duplicarán cada 14 años.

Los Estados Unidos nos abrieron sus mercados para que les exportemos entre 35.000 y 40.000 toneladas por año de carne de bovino de alta calidad o de tipo estándar. La desgravación arancelaria del mercado estadounidense se efectuará en diez años, partiendo del 23,8 por ciento vigente hoy allí. El problema reside, según Andrés Espinosa Fenwarth, asesor del Ministerio de Agricultura en el TLC, en que antes de 4 o 5 años no estará preparado el país para aprovechar sus cupos.

Colombia producirá este año unas 830.000 toneladas de carne de bovino. El precio en los Estados Unidos de la carne de alta calidad oscila entre los 3,20 y los 3,80 dólares por kilo y la estándar entre 1,9 y 2,9. La carne colombiana de alta calidad se aproxima a los 4,00 dólares por kilo y la estándar a los 2,50.

Colombia, por su parte, le otorgó a los Estados Unidos una cuota o contingente ilimitado para que nos exporte sus carnes de alta calidad, las clasificadas como "prime", las cuales son sumamente costosas y de ingreso improbable, porque no se pueden congelar, tan sólo admiten refrigeración. Nosotros les concedimos una desgravación total o arancel cero desde la firma del tratado. En las carnes estándar sí les fijamos una cuota anual de 2.000 toneladas, cuya desgravación se efectuará con un 37,5 por ciento eliminado a la firma y el 50 por ciento restante en forma gradual sobre diez años. En vísceras y despojos le autorizamos al Tío Sam que nos exporte 4.400 toneladas. Se desgravan de un tajo a la firma un 37,5 por ciento y luego 43,8 por ciento sobre 10 años.

Entre estándares, vísceras y despojos les otorgamos 6.400 toneladas, esto es, el doble de nuestras exportaciones actuales. En esta negociación se pactaron salvaguardias recíprocas para las dos primeras clasificaciones. Es decir, no se pactó la posibilidad de impedir el ingreso de vísceras y despojos, de poco valor en los Estados Unidos, pero perfectamente aprovechables en Colombia.

Los expertos consultados enumeran así los escollos de un sector que no ha brillado por su competitividad. 1. No se estima tarea sencilla superar las barreras sanitarias y no arancelarias de los Estados Unidos. 2. Aun cuando la carne del cebú colombiano es de buena calidad y tiene aceptación internacional, en Rusia, por ejemplo, nuestros cortes y clasificaciones no encajan con los empleados en los Estados Unidos. 3. Nuestras plantas de sacrificio y los frigoríficos son con frecuencia viejos, insalubres o están mal localizados. 4. No sabemos utilizar la cadena de frío. El transporte de la carne cuesta entre el 20 y el 40 por ciento de un animal vivo. En un camión refrigerado se pueden enviar 22 canales o 44 novillos, frente a los 14 que moviliza cuando están vivos. 5. Este negocio no tolerará otra revaluación del peso. 6. Se teme que si los precios de las competencias, cerdo o pollo, caen en 10 por ciento, el de la carne caerá un 5 por ciento.

Conclusión: En el TLC se mezclan grandes retos y oportunidades.

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