Ecuador debe permitirle a Colombia la ‘persecución en caliente’ de la guerrilla.
Al gobierno ecuatoriano le preocupa y molesta que las Fuerzas Armadas de Colombia traspasen la frontera y usurpen su soberanía pero no les preocupa en lo más mínimo que los guerrilleros de las Farc hagan lo mismo. La guerrilla usa el territorio del país vecino para preparar sus ataques, para movilizarse desde y hacia diversas zonas del sur de Colombia, para descansar, para recuperar enfermos y heridos, para abastecerse y para huir de los operativos y la persecución de las autoridades colombianas mientras el gobierno ilegítimo de Quito simula indignarse por la irrupción de las fuerzas constitucionales del Estado vecino. Analistas como Vicente Torrijos aseguran que Ecuador se ha convertido también en un sitio de inversiones muy rentable para las Farc.
De tiempo atrás es sabido que los insurgentes traen explosivos del Ecuador, incluso de propiedad de las fuerzas armadas de ese país donde han explotado tres polvorines en los últimos años (Tumbes 1997, Riobamba 2002 y Guayaquil 2003), muy probablemente para borrar la evidente ausencia del material vendido a las Farc. Se sabe también que este grupo subversivo mantiene campamentos en territorio ecuatoriano, que se han comprometido con no atacar a las fuerzas armadas de ese país si éstas se mantienen neutrales y hasta se sabe de los intentos de la guerrilla de las Farc por abrir sucursal en el país hermano con el nombre de Fare, Fuerzas Armadas Revolucionarias del Ecuador, con el fin de exportar su proyecto liberticida y extenderlo por el continente como ha sido el sueño de Castro.
Ecuador se ha vuelto un país tremendamente inestable. Los indígenas tumban gobiernos a raíz de uno por año cuando no son los contrapunteos políticos entre los poderes del Estado y los partidos, los que ponen en entredicho la gobernabilidad. También se insinúa la influencia de Hugo Chávez en el proceso de desestabilización. Lo cierto es que para Alfredo Palacio, su enfrentamiento con el gobierno colombiano es la mejor alternativa para controlar el descontento que hay con su gestión y tratar de desviar la atención de la opinión pública hacia un tema que haga brotar algo de nacionalismo en su favor. Sin embargo, Ecuador es ya una verdadera papa caliente para Colombia y la región porque está pasando rápidamente de ser un país ingobernable a un país inviable, un estado fallido, todo lo cual permitiría a las Farc hacerle el quite al Plan Patriota.
Los mismos indígenas ecuatorianos denuncian que la guerrilla quiere obligarlos “a colaborar en los combates con el Ejército colombiano” (El Colombiano, marzo 19 de 2006). Los campesinos confirman que la presencia guerrillera en la provincia de Sucumbíos es masiva y que el Ejército ecuatoriano poco aparece en las zonas que frecuenta la guerrilla colombiana. No obstante, para el gobierno de Quito nada de esto merece la menor atención.
La revista Semana (marzo 19-25) da cuenta de un ‘habitante’ de la región de El Bermejo, en Ecuador, que el 30 de enero habló ante la televisión ecuatoriana y se mostró como una víctima más del ejército colombiano que “violó la frontera, bombardeó y ametralló indiscriminadamente”. La semana anterior, ese mismo sujeto fue capturado en Orito (Putumayo) y resultó ser Víctor Ospina Ortiz, alias ‘Joaco’, miembro del frente 43 de las Farc.
Hay que recordar que cuando Rafael Caldera era presidente de Venezuela (1994-1998), su gobierno planteó y ejecutó una política de ‘persecución en caliente’ según la cual, ante la incapacidad del Estado colombiano para contener a las guerrillas y vigilar las fronteras, las fuerzas venezolanas podían pasar a territorio vecino tras guerrilleros o delincuentes que regresaban huyendo luego de cometer sus fechorías. Aquí nos tragamos ese sapo y guardamos silencio porque, en el fondo, Venezuela tenía razón. Algo parecido debería hacer Ecuador a menos que allá estén tomando partido. Si están contra los terroristas, o los combaten o suscriben acuerdos con Colombia para que nuestro Ejército lo haga en su territorio. Ahora, la posibilidad de que estén a favor de las Farc, dados los hechos y la ambigüedad de sus reclamos, no podría sorprender a nadie ya, tratándose de un país en el que la anarquía y la desinstitucionalización tomaron ventaja hace rato. ·
Publicado en el periódico El Mundo de Medellín, el 3 de abril de 2006
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