Hace pocos días, el periódico El Tiempo publicó una noticia que por las festividades de fin de año pasó desapercibida: el hijo de un ex senador, ya fallecido, recibe una pensión de 16 millones de pesos a pesar de tener 27 años y empleo. Pero la cosa no termina ahí. Si el fallecido ex senador hubiera sido un abnegado dirigente político con toda una vida dedicada a esa actividad, vaya y venga; pero se trata de un desconocido llamado Olegario Barbosa, un senador suplente que calentó pupitre apenas diez meses entre 1978 y 1979, cuando su hijito ni siquiera había nacido.

Pero hay más. Olegario Barbosa murió en 1993, fecha desde la cual se le viene entregando la ‘modesta’ pensión a su hijo, a pesar de que –supone uno– el señor Barbosa no era un arrancado que haya dejado a su hijo en la inopia. Sin embargo, aceptemos en gracia de discusión que la ley es la ley y que su hijo tenía derecho a esa pensión hasta cumplir los 25 años, según lo estipula la Ley 100. Lo malo es que el hoy médico Ronald Barbosa sigue recibiendo la mesada pensional –por disposición del Juzgado 53 de Bogotá– y hasta tuvo la desfachatez de renunciar a su sueldo en el hospital de San Jacinto (Bolívar) para no infringir una norma que prohíbe recibir dos sueldos del Estado.

En 2008, el funcionamiento del Congreso de la República le costó a los colombianos 292 mil 844 millones de pesos; es decir, 24 mil 400 millones de pesos mensuales. El salario de cada ‘Padre de la Patria’ es de 18 millones 493 mil 920 pesitos, o sea 40 veces el salario mínimo de 461 mil 500 pesos que rigió hasta el miércoles anterior y que el ex ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, considera ridículamente alto. No se deje a un lado el hecho de que estos patricios laboran tan sólo los días martes, miércoles y jueves, pues el resto de la semana se la toman para irse a hacer politiquería a sus regiones y vigilar los chanchullos, peculados y bellaquerías en que consiste –para sus grupos políticos– el ejercicio del poder.

Y, por cierto, las larguezas no terminan ahí: cada congresista dispone de un monto superior a los 20 millones mensuales para conformar su ‘unidad de trabajo legislativo’ (UTL), que consta de hasta diez colaboradores entre secretarias, asesores y demás, pues es bueno saber que los a veces bellos discursos de los parlamentarios o algunas interesantes investigaciones para hacer sus debates les son redactados por sus asesores mientras estos se dan lustre en cocteles y entrevistas de televisión. No ignoremos tampoco que a los parlamentarios les adicionan tres millones más para pasajes aéreos, celulares y otros gastos, además de que les asignan vehículos blindados para su movilización.

¿Qué nos dan los ‘Padres de la Patria’ a cambio de tantos privilegios? Nada, ni siquiera el consuelo de un digno desempeño de sus cargos. El presidente del Senado, Hernán Andrade, compró su curul con 250 millones que le prestó el desfalcador de Cajanal, Armando Cabrera Polanco, y tuvo el descaro de decir que el préstamo era para cambiar los sanitarios de su apartamento y pagar deudas porque es muy pobre y los 18 millones no le alcanzan para malvivir.

Cada año, por lo menos el 25 por ciento del Congreso es ‘renovado’ por los suplentes que llegan a ocupar curul para devengar dieta parlamentaria y tener derecho a pensión, esto como retribución a su ayuda en la elección de quienes sí lograron puesto. Mientras el movimiento de Enrique Peñalosa con 165 mil votos no obtuvo curul en el Senado por cosas de mecánica electoral, personajes desconocidos llegan con cuatro o cinco mil votos a ocupar el escaño de sus jefes políticos y hacen lo que quieren.

Este asunto de las pensiones es un escándalo de nunca acabar y no sólo se da en el Congreso. Carlos Lemos Simmonds fue Presidente por diez días mientras Ernesto Samper se hacía unos chequeos médicos en Canadá, a pesar de que se los pudo hacer en Colombia, esperar unos meses que le faltaban de mandato para realizárselos o no hacérselos nunca pues su salud era perfecta. Sólo se trató de una típica maniobra para pagarle favores a un lacayo servil. Lemos quedó con pensión vitalicia de ex Presidente sin que un sólo colombiano hubiera votado por él, pensión que disfruta su joven viuda a expensas nuestras.

¡Y pensar que en el Referendo del 2003 se proponía limitar las pensiones oficiales a 25 salarios mínimos y acabar con las suplencias! Y quien más obstaculizó ese Referendo es hoy la principal aliada de las Farc. Aten cabos.

Publicado en el periódico El Mundo, el 5 de enero de 2009.

Posted by Saúl Hernández

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