Es muy curioso que el presidente JuanPa crea que ha recibido un gran mandato popular por la paz con una votación de apenas el 51%, cuando hace cuatro años traicionó un mandato a favor de la política de seguridad democrática de un 70%. Ahí se puede ver con toda claridad el espíritu marrullero de este tahúr que en su lánguido discurso de triunfador solo dijo una cosa importante y gravísima: “vamos a ajustar todo lo que haya que ajustar, vamos a corregir todo lo que haya que corregir y vamos a reformar todo lo que haya que reformar”.
Por supuesto, eso significa que JuanPa va a hacer lo que sea para sacar adelante la firma con las Farc, sin importar cuánto perjudique a los colombianos, y con el agravante de que la guerrilla le tiene bien medido el aceite de gobernante mediocre y estirará las conversaciones —y la paciencia de todos— todo lo que sea necesario, incluso años, hasta conseguir refundar la Nación a través de su anhelada asamblea constituyente, mecanismo al que no van a renunciar porque es el que les puede dar lo que no han logrado a través del terrorismo y la violencia.
Mientras tanto, vamos a entretenernos con toda clase de reformas que son necesarias pero inanes mientras en otro escenario las Farc sigan ganando terreno como un virus que se va difuminando por todo el organismo. La primera de ellas es acabar la reelección, que es probablemente en lo único en que estemos de acuerdo con JuanPa. Si este señor se alcanzó a reelegir a pesar de que muchos ni siquiera saben cómo se llama —hasta su campaña eliminó en un comienzo el ‘Santos’ para venderlo cero kilómetros como ‘Juan Manuel’— quiere decir que todos se reelegirán, no importa cuán malos hayan sido.
Una cosa es reelegir a un presidente con 75% de favorabilidad como Álvaro Uribe Vélez, y otra a quien tiene más opinión desfavorable que favorable, como JuanPa, lo que es insólito además. A la postre, Uribe fue reelegido en primera vuelta con el 63% de los votos mientras que JuanPa solo obtuvo el 25% en primera vuelta, y en segunda necesitó tulas de dinero para aceitar la maquinaria y hacer alianzas hasta con el diablo.
No obstante, el acierto de eliminar la reelección inmediata puede verse empañado con la idea de aumentar uno o dos años el periodo presidencial, lo que sin duda es una mala idea, como lo señala el senador Jorge Enrique Robledo. Cinco o seis años serían una fatal eternidad en caso de tener un mal gobernante, y esa fórmula exigiría contar con un mecanismo expedito de refrendación a mitad del mandato que también sería objeto de manipulación. Recordemos que el Presidente no está cobijado por la figura de la revocatoria del mandato, la que, sin embargo, en el caso de los alcaldes, no ha tenido un solo éxito en más de 20 años de intentos infructuosos. Así que un periodo tan largo puede ser y será contraproducente, por lo que es mejor volver a los cuatro añitos de siempre y, de pronto, con reelección no inmediata, como estaba permitido antes de la Constitución de 1991.
Pero esta no es la única reforma que veremos haciendo tránsito en los próximos días. El Centro Democrático pretende tramitar una reforma electoral que incluya temas como voto obligatorio, voto en día hábil, subsidio de transporte al elector, no inscripción de la cédula, financiación estatal de las campañas, eliminación del voto preferente, voto electrónico, prohibición de la publicidad estatal durante las campañas, etc.
No hay duda de que todos estos asuntos son de gran importancia si queremos combatir el abstencionismo y las distintas formas de fraude electoral, como la compra de votos y la manipulación de los escrutinios. Pero, sobre todo, son esenciales si queremos alcanzar una democracia madura que sirva para resolver los problemas de la gente. Nuestro sistema electoral ha hecho agua y no puede ser considerado ejemplo para el mundo solo porque mientras en Afganistán se tardan más de un mes para dar el resultado de los comicios, aquí se hace en 40 minutos como si se tratara de una incontenible soltura de vientre. Está abierto el debate.
(Publicado en el periódico El Mundo, el 23 de junio de 2014)
Publicaciones relacionadas:
Es vox pópuli que Juan Manuel Santos quiere quedar bien con todo el mundo; no quiere ser chicha ni limonada, ni frío ni caliente, sino que p...junio 7, 2011
Juan Manuel Santos nunca ha ganado una elección. Hace cuatro años llegó a la Primera Magistratura con más de nueve millones de votos ajenos,...junio 17, 2014
La derrota que se vislumbra en el horizonte tiene a Santos al borde del desespero. Tanto que el expresidente Gaviria ha venido a sumarse a l...mayo 19, 2014