Mientras un colectivo danés de extrema izquierda le concedía a Jesús Santrich un premio por “la paz”, un tribunal de Copenhague condenaba a cadena perpetua a Peter Madsen, el inventor que asesinó a la periodista sueca Kim Wall a bordo de su submarino en agosto pasado. Una muestra de que en países ‘civilizados’ no admiten ni un ápice de la impunidad que algunos reclaman para nosotros, como en el caso de las Farc.

De hecho, para muchos jueces las Farc siguen representando el ideal del buen revolucionario, por lo que sus cómplices corren el ‘riesgo’ de quedar libres al menor intento como los ‘dueños’ de Supercundi, quienes no representan ningún peligro para la sociedad porque, según el juez, “las Farc ya no existen”, conclusión que, por lo visto en las últimas semanas, luce un tanto apresurada.

Entre tanto, 25 eurodiputados de extrema izquierda meten sus narices aquí pretendiendo impedir la entrada en funcionamiento de Hidroituango con el argumento de que en el área de inundación habría fosas con numerosos desaparecidos que deberían hallarse antes de iniciar el llenado. Un propósito, al parecer, digno de encomio, pero que en la práctica significaría la parálisis de la megaobra ya que el embalse tendrá 80 kilómetros de largo y un ancho promedio de 600 metros, por lo que garantizar que en semejante extensión de terreno no exista un solo enterramiento –así sea una tumba indígena de hace siglos– es simplemente imposible.

Hidroituango es fundamental porque aportará el 20 por ciento de la energía del país, necesaria para el crecimiento de la economía y para que no nos pase lo que a países cercanos, donde hay apagones hasta en el vecindario del palacio presidencial. Eso de poner panelitos solares en empresas, centros comerciales y universidades está muy bien para ir diversificando las fuentes de energía, pero está muy lejos de poder remplazar una central de 2.400 megavatios.

Aun así, Petro insiste en poner paneles solares en los techos de las casas, lo que resultaría mucho más caro que organizar el servicio de Electricaribe. Su idea es que la gente se pase así a las motos y los carros eléctricos, pero el ahorro en combustible no compensa los 100 millones que puede valer un carrito de esos (como el Renault Zoe). Sería mejor que se comprometiera con financiar la compra de buses eléctricos para TransMilenio y evite que los bogotanos queden condenados a respirar diésel otros 20 años.

Y para sembrar aguacates, Petro ya les echó el ojo a las tierras de los ingenios cañicultores, que en realidad no son de Ardila Lülle sino de cientos de propietarios que alquilan sus parcelas para sembrar caña. Petro les ‘comprará’ a precio de huevo y les ‘pagará’ con títulos valores a 20 o 30 años que no valen nada. Así expropió el compadre Chávez a mucha gente. ¿Quedó clara la advertencia?

Por fortuna, contamos con el remedio del doctor Vargas Lleras, gracias a que la ciencia estadística ya no tiene valor alguno y lo que prima es el pronóstico, como si se tratara de predecir si lloverá o hará sol. La noticia es que, según César Caballero –el Max Henríquez del vaticinio electoral–, Vargas Lleras a segunda vuelta entra porque entra, y se rumora que no son los petristas quienes deberían preocuparse.

Las declaraciones del doctor Vargas Lleras en el sentido de que en las próximas semanas ocurrirían “cosas tan grandes” que la competencia sería entre él y Petro no se pueden pasar por alto.

¿Acaso está anticipando que el Consejo de Estado le va a quitar la investidura de senador a Iván Duque, con lo que de paso quedaría inhabilitado para ser presidente de la República? ¿Esa va a ser la trampa, como la del hacker hace cuatro años?

(Publicado en el periódico El Tiempo, el 1 de mayo de 2018).

Posted by Saúl Hernández

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