Muchas cosas tienen pensando a los colombianos sobre el verdadero estado de la paz que firmó el gobierno de Santos. Entre otras, la captura de ‘Jesús Santrich’, la muerte de ocho policías en Urabá, el asesinato de los periodistas ecuatorianos y el tufillo de corrupción que permea todo el tema de la implementación de “la paz”.

Obviamente, el develamiento de las andanzas de ‘Santrich’ no ayuda mucho a cambiar la sensación de malestar. Al contrario, es la prueba al canto de que no era un temor infundado el que los guerrilleros siguieran delinquiendo.

Santos dice que no le temblará la mano para extraditarlo, pero ya por tiempos no le corresponderá a su gobierno. Sin embargo, aun si alcanzara no lo extraditaría; en aras de “la paz”, Santos ha negado la extradición de varios guerrilleros de las Farc, como Eduardo Cabrera (hermano del cabecilla ‘Fabián Ramírez’), Juan Vicente Carvajal, jefe de finanzas del frente 10, y Julio Enrique Lemos. Incluso, la de Wigberto Chamorro, jefe del Eln en el Tolima y hermano de ‘Antonio García’, miembro del Comando Central del Eln.

Por eso, es ingenuo creer que ‘Santrich’ terminará extraditado por el simple hecho de haber rebasado la fecha de corte del 1.° de diciembre de 2016. Eso le vale huevo a un gobierno que desconoció un plebiscito por sacar avante el acuerdo y a un tribunal de dudosa imparcialidad como la JEP, corporación a la que pertenece hasta la señora de Iván Cepeda.

De hecho, ya se especula sobre las estratagemas que podrían utilizarse para tumbar esa extradición, como argumentar que se trató de un delito inducido o que la DEA no tiene jurisdicción en Colombia y, por tanto, sus pruebas son ilegales (se parece a la tesis con que la Corte Suprema invalidó los computadores de ‘Reyes’). También podrían aducir que la operación descubierta correspondía a un delito continuado que empezó mucho antes de la fecha de corte y por esto no habría lugar a extradición. Y hasta se atreverían a echar mano de verdaderas osadías, como que ‘Santrich’ confiese ante la JEP un delito grave –tipo reclutamiento de menores– y reciba una larga pena sin barrotes y sin perjuicio de ocupar su curul en la Cámara, con lo que su extradición sería diferida hasta que purgue su condena. ¿Especulaciones? Quizás, quizás, quizás…

Lo cierto es que ‘Santrich’ no trafica solo, la captura del sobrino de ‘Iván Márquez’ no es una casualidad ni el que este tenga relación también con ese cartel nauseabundo que se roba los dineros de la paz. Un asunto que no es de ahora porque los contratos para aclimatar la paz a punta de ‘mermelada’ abundaron desde que arrancó la negociación en La Habana.

No puede pasarse por alto que la acción dinamitera que cobró la vida de ocho policías en Urabá se asemeja más a las cometidas en el pasado por las Farc que al modus operandi de las bandas de narcos, como si las Farc les hubieran transferido gente y tecnología no solo a los elenos sino a algunas ‘bacrim’. El hecho es que muchas regiones del país siguen bajo el control de los violentos y se robustece la percepción de que la paz no ha traído la tranquilidad anhelada.

Para muchos, la paz va camino a convertirse en un estruendoso fracaso. Al presidente que llegue le tocará apropiarse del consejo de Lenín Moreno a Santos: “Ya basta de contemplaciones. No podemos dejar que ellos nos impongan sus reglas”. Y tomar muy en serio el comunicado de los asesinos de los periodistas ecuatorianos: “No somos delincuentes ni narcotraficantes, somos guerrilleros de las Farc-EP que volvimos al campo de batalla por la irresponsabilidad del gobierno colombiano al no cumplir los acuerdos pactados…”. Mejor dicho, ¿cuáles disidencias?, ¡las Farc están vivitas y coleando!

(Publicado en el periódico El Tiempo, el 17 de abril de 2018).

Posted by Saúl Hernández

Deja un comentario